El retablo dedicado a la Virgen de las Nieves responde al modelo común de "retablo de pincel" o de "pintura sobre tabla", en contraposición al retablo de escultura o de tipo tabernáculo, dotado con hornacina y marco arquitectónico. Los primeros eran piezas portátiles de mediano o pequeño tamaño, mientras que los segundos iban fijos a la pared con maderos y travesaños.
Unidos mediante bisagras o goznes, las tablas de un retablo de pincel podían formar dípticos, trípticos o polípticos, cuyas puertas o alas laterales se cerraban sobre la tabla central. Por su estructura, estas piezas podían contemplarse abiertas o cerradas. Generalmente permanecían cerrados durante los días laborables de la semana y solo se abrían durante los domingos o días de fiesta, ciertas épocas del año litúrgico, durante la fiesta de la imagen titular del templo o de ciertas advocaciones.
Consta documentalmente la adquisición de un retablo de pincel procedente de Flandes, importado por el mercader francés Juan Mansel para la ermita de san Pedro de su hacienda de Arucas, levantada hacia 1521. Junto con el que nos ocupa, la iglesia de san Juan de Telde conserva el tríptico de la Adoración donado en 1539 por Cristóbal García del Castillo (APB-GC-P-009). Al mismo tipo corresponde el tríptico de la Adoración de Taganana Tríptico de la Adoración de los Reyes y el de Nava, en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife Tríptico de la Natividad. Por su parte, piezas como la denominada tabla de san Juan Bautista, en colección particular de Güímar (APB-TF-P-013), o el juego de tablas pintadas en sus dos caras que forman parte de los fondos de la Casa de Colón de Gran Canaria, en las que aparecen las representaciones de san Juan Bautista y el Martirio de san Juan Evangelista, y en la otra las de santa Lucía y el Milagro de la misa de san Gregorio pudieron formar parte de otro tríptico o retablo de mayor complejidad (AP-GC-P-004.1-2). De todos ellos, el que nos ocupa de Agaete destaca por la manifiesta antigüedad, el buen acabado de sus tablas y la devoción popular que suscitó en Agaete desde el siglo XVI.
La referencia más antigua que menciona a esta obra data de 1532. Ese año el matrimonio formado por Antón Cerezo y Sancha Díaz de Zorita expresaba su voluntad de fundar un convento de la orden de la Merced en la localidad de Agaete, que nunca llegó a materializarse. Dicho templo estaría dotado con todos los ornamentos indispensables, incluido el propio retablo que presidía el altar de la primitiva ermita de Nuestra Señora de las Nieves en el puerto homónimo. En el documento fundacional se describe a la obra como un "retablo grande" en el que estaban pintadas "Nuestra Señora la Virgen María, de pincel, con [el] Señor San Antón e San Cristóbal en la una puerta e en la otra [el] Señor San Francisco, e en la peana [...] los doce apóstoles con Nuestro Señor Jesucristo en medio; en él puesto e pintado yo el dicho Antonio Cerezo e mi mujer Sancha Díaz de Zorita, bajo de Nuestra Señora".
Al margen de esa obra, el propio Cerezo encargó otro retablo de pincel para el adorno del testero de la antigua iglesia parroquial de la Concepción, situada en el mismo pueblo de Agaete. El 13 de diciembre de 1537 aparece referenciado como un retablo "el qual tiene pintada a señora sancta Ana e a Joachín y encima la Conçebçión de Nuestra Señora" dotado con sus puertas en las que también estaban pintados los referidos san Antón y san Francisco, junto a una escena de la última cena representada en su predela". El incendio de la parroquia de 1874 tuvo como consecuencia la desaparición del segundo retablo mencionado en 1537.
Por su parte, el conjunto correspondiente a la ermita de las Nieves tuvo que desmembrado en las cinco piezas que hoy se conservan. Dichas pinturas fueron interpretadas por la profesora Negrín Delgado como pertenecientes a los dos trípticos históricos. Según dicha investigadora, al retablo dedicado a la Virgen de las Nieves pertenecerían la tabla central (APB-GC-P-012.1) y los retratos de los orantes (APB-GC-P-012.4 y APB-GC-P-012.5). Por su parte, las tablas laterales (APB-GC-P-012.2 y APB-GC-P-012.3) constituirían las alas de la tabla consagrada a la Inmaculada Concepción. Sin embargo, esa hipótesis fue descartada a raíz de los últimos trabajos de restauración promovidos por el Cabildo de Gran Canaria en 2014. De los resultados de dicha intervención se colige de que en realidad las cinco tablas pertenecieron a una única obra y no a dos, como llegó a pensarse por último. Desde la década de 1930 la obra ya se había relacionado con Flandes, pero no fue hasta 1963 cuando el profesor Hernández Perera atribuyó las tablas laterales a Joos van Cleve (1485-1541). La restauración de la que fue objeto la tabla central de la Virgen en 1964 dejó al descubierto el óleo original, repintado durante el siglo XIX, con lo que de manera coherente todo el conjunto quedaba adscrito al mismo artífice. La hipótesis de Hernández Perera ha sido la más aceptada, aunque la pintura se ha atribuido a otros pintores, especialmente a los hermanos Van Eyck y a Adriaen Isenbrant (1480-1551), junto con otros como Bernard van Orley (1487-1541) o Ambrosius Benson (1490-1550).
Por su parte, Cruz y Saavedra optó por denominar a su posible autor como al "Maestro del Tríptico de Agaete" o "de la Virgen de las Nieves", recuriendo a una nomenclatura propia de la escuelas del Norte.
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