Esta conmovedora interpretación del dolor de María y del tema iconográfico de la Piedad plasma el momento, inmediato al descendimiento de la cruz, en el que la Madre de Jesús, abstraída y llorosa, rememora, según la literatura mística medieval, la infancia de Cristo, cuyo cuerpo inerte sostiene con sus brazos. De ahí la desproporción simbólica de ambas figuras de raíz todavía tardomedieval.
Constituye una de las obras más valiosas, irrepetibles y representativas del patrimonio artístico nórdico del archipiélago canario, como refleja la crítica desde temprana fecha. Entronizado en un sitial acomodado a la simplicidad estructural y la robustez de formas del mobiliario nórdico y renano de la época, el grupo escultórico fue estudiado pormenorizadamente por la doctora Negrín Delgado (1992 y 2004), quien lo adscribió a la producción de un taller de imaginería radicado en la cosmopolita y ecléctica villa de Amberes, crisol de influencias dispares e intercambios artísticos y punto de encuentro de distintos artistas que, formados en diferentes ambientes o círculos de los antiguos Países Bajos, arribaron a la ciudad atraídos por la fuente demanda laboral generada por su extraordinaria actividad comercial.
El comitente mantuvo además estrechos contactos mercantiles con este gran centro receptor y distribuidor del azúcar canario, al que viajó personalmente en repetidas ocasiones. Su cronología debe fijarse hacia 1515 y 1522, en el intervalo existente entre el momento de la reconstrucción a sus expensas de la ermita de su advocación y la fecha en la que figura inventariada por primera vez. Por su parte, Karen de Coone (2004) atribuye la pieza a la escuela de Henegouwen (Henao o Hainaut), en la región valona del sur de los Países Bajos, destacando su parecido con la figura de la Virgen que integra el calvario de la iglesia de Saint-Lèger en Wannebecq.
Importada por el hacendado colonés Jácome de Monteverde, en el tornaviaje de los navíos que transportaban su preciado azúcar hasta el puerto de Amberes, con el objeto de presidir el altar de la primitiva ermita de Nuestra Señora de las Angustias, situada dentro de su heredamiento de Tazacorte y reedificada por él después de 1513. Sobre su único altar se encontraba ya en 1522, fecha en la que fue inventariada como una imagen de bulto de la titular con "su hijo preçioso en los braços quando lo deçienden de la cruz".
La concentración espiritual que emana de su rostro y la poderosa atracción que ejerce sobre quien la contempla hizo de la imagen y su santuario un frecuentado lugar de peregrinación, de modo que, según escribía en 1678 el cronista eclesiástico don Juan Pinto de Guisla, en su ermita, fabricada en el "distrito de la hazienda de Tasacorte por los dueños della y a su costa", recibía culto "una imagen de Nuestra Señora desta advoca¬çión con quien se tiene particular devozión en toda la ysla". Más de 2000 personas se juntaron, según Frutuoso, en una gran procesión que, en marzo de 1562, acudió "a la ermita de Nuestra Señora de Tazacorte, a 3 leguas de la ciudad", para implorar el cese de una pertinaz sequía; a todos los cuales mantuvo con su caridad el honrado y rico caballero flamenco Luis Van de Walle, el Viejo.
Originariamente fue venerada dentro de un tabernáculo-hornacina que se cerraba con sus puertas, pintadas con otras figuras religiosas. En 1748, cuando se construyó el actual retablo mayor, el antiguo nicho o tabernáculo fue llevado por el capitán Juan Mateo Poggio y Escobar, mayordomo del santuario, a Santa Cruz de La Palma para ser colocado en el altar del Señor del Huerto de la iglesia del convento franciscano, patronato de su familia.
Posiblemente fue repolicromada y estofada de nuevo a principios del siglo XVIII por el artista palmero Bernardo Manuel de Silva (1655-1721). La técnica empleada y los motivos desarrollados, parejos a los que el mismo pintor utilizada en la decoración de los retablos que doró, se repiten con exactitud en otras tallas flamencas retocadas por él con policromías más refulgentes, a tono con el gusto hispano. La tapa trasera es un añadido posterior. La peana tampoco es original. En 2013, como consecuencia del hurto perpetrado por los ladrones que entraron en el santuario tras el regreso de la imagen de Los Llanos de Aridane, desapareció el viril de oro esmaltado que la imagen llevaba bajo la toca desde el siglo XVI.
Santuario de Nuestra Señora de las Angustias
Retablo mayor. Hornacina central
Carretera al Puerto de Tazacorte
Los Llanos de Aridane
38768 Los Llanos de Aridane
La Palma
Plaza de la Real Sociedad Económica de Amigos
del País de Gran Canaria, 1
35001, Las Palmas de Gran Canaria
2022. Todos los derechos reservados