Este conjunto escultórico se revela como una variante de otros que subsisten en ciudades europeas e incluso en La Palma, ya que es una versión o adaptación tipológica del ejemplar conservado en la iglesia de san Francisco de Asís de la capital palmera, Santa Ana triple (APB-LP-E-004). Las dos figuras femeninas muestran una actitud natural, inclinada hacia adelante. La de mayor tamaño del Patrimonio Cultural de Canarias

Santa Ana, la Virgen y el Niño es santa Ana, como si estuviera en un plano más elevado, a pesar que se trata de un mismo asiento. Presenta un semblante natural pero más maduro que el de su hija, con dedos huesudos y alargados que mantiene un libro con el que enseña a leer las sagradas escrituras a la Virgen. En la mano derecha sostiene un racimo de uvas que muestra a su nieto, símbolo de la sangre derramada en la Pasión.

Por su parte, María se presenta como una joven que ladea su torso y viste una saya escotada en forma rectangular con manto que se recoge sobre sus manos y que, de algún modo, arropa al Niño Jesús que sostiene sentado sobre sus muslos. Su cabello largo cae hacia el pecho en forma de dos mechones, uno a cada lado, y su rostro muestra una gran dulzura y serenidad, con frente abombada y nariz respingona. Por su parte, el Divino Infante presenta un cuerpo rechoncho parcialmente tapado por un pañal, prenda que, además, que sirve de nexo de unión entre la madre y la hija, ya que intenta alcanzar el racimo de uvas que ofrece santa Ana. Denota características fisonómicas y anatómicas de la imaginería infantil brabanzona de la época, tal y como se aprecia en el ejemplar conservado en el templo de san Francisco, aunque difiere de ella en el tratamiento de los cabellos menos ensortijados y de factura más suelta. Sin embargo, vuelve a parecerse a la obra capitalina en el tratamiento de los paños, en especial en el vuelo lateral del manto de la Virgen que se remata con un acartonado arrastre triangular, peor tratado en la pieza que estudiamos debido a su mal estado de conservación.

El modelo, al igual que otros ejemplares conservados en la isla, viene a enfocar la jerarquización familiar entre las dos protagonistas femeninas del conjunto. Al quedar autentificado con las dos manos y el castillo como marca gremial de Amberes, debe catalogarse como obra producida en esa ciudad entre 1510 y 1520 y traída a La Palma junto con otras muchas piezas por el ya citado Jácome de Monteverde. El éxito de este tema entre los obradores de Brabante determinó que se prodigaran grupos escultóricos afines, que inciden en la notoriedad del culto a la Virgen María. De este modo, la santa Ana Trinitaria fue un asunto popular durante los siglos XV y XVI. Didier ha estudiado esa coyuntura y, dado el vínculo de esta pieza de colección particular con el ejemplar ya referido de La Palma ,Santa Ana triple,(APB-LP-E-004) y los conservados en iglesias de Zoutleeuv, Oud-Turnhout y Hotton, propuso la denominación de un “Maestro amberino de Santa Ana Trinitaria con libro y racimo de uvas” para identificar al posible autor de varios de ellos.