Las esculturasm localizadas por Ramos López y Concepción Rodríguez en Era de Mota (Valsequillo) y estudiadas en profundidad por Negrín Delgado, responden a un conjunto de cuatro imágenes en madera tallada, dorada y policromada que representan a santa Catalina de Alejandría (APB-GC-E-004.4) , santa Clara de Asís (APB-GC-E-004.3), santa Lucía ( (APB-GC-E-004.1) y san Bernardo (APB-GC-E-004.2), así como una de menor tamaño que corresponde al apóstol Santiago el Mayor (APB-GC-E-004.5).
El conjunto presenta en las cabezas de las piezas una mano, marca gremial de Amberes, por lo que podría datarse entre 1500 y 1510.
Conocemos como retablo de san Bartolomé o de Fernández Calva a un conjunto de cuatro imágenes de similares proporciones más una quinta de menor tamaño que, descontextualizadas en la actualidad, formaron parte en su origen del primitivo retablo escultórico que estaba situado en la nave del Evangelio de la iglesia de san Juan Bautista en Telde, en una capilla colateral que presidió san Bartolomé .
Esta edificación aparece ya documentada en 1538 por María Fernández Calva, hija del conquistador Alonso de Zorita y de Catalina Fernández Calva, quien era propietaria de un ingenio azucarero en esta zona. Negrín Delgado apunta que la posible llegada de este retablo escultórico en madera pudiera haberse debido a la figura de Cristóbal García del Castillo, hijo igualmente de conquistador, y quien también fue el encargado de traer a la isla otras dos extraordinarias piezas nórdicas: el retablo de la Vida de la Virgen e Infancia de Cristo Retablo de la Anunciación y el tríptico de la Adoración (APB-GC-P-009), ambas localizadas igualmente en la referida parroquia teldense.
En la segunda mitad del siglo XIX, siendo párroco don Juan Jiménez Quevedo (1864-1882), el retablo original en madera fue desmembrado y sustituido por la mitad de un tabernáculo, tal y como refiere Negrín Delgado. De esta manera se entendería que algunas de las piezas que formaban parte de la construcción lignaria original llegaran a manos del clérigo don Cristóbal Suárez González, quien en el año de 1918 las colocaría en su oratorio privado en Era de Mota, en Valsequillo, salvándose quizá así de su pérdida total. Las cinco esculturas fueron restauradas en 2003 bajo la supervisión del Cabildo Insular de Gran Canaria y cedidas al Ayuntamiento de Valsequillo, siendo depositadas en unas vitrinas con sistema de control medioambiental en su biblioteca municipal. En la actualidad se encuentran depositadas en la parroquia de san Miguel Arcángel.
Referencia
Iglesia de san Miguel Arcángel
Nave lateral
Plaza de San Miguel
Valsequillo
35217 Valsequillo de Gran Canaria
Gran Canaria
Plaza de la Real Sociedad Económica de Amigos
del País de Gran Canaria, 1
35001, Las Palmas de Gran Canaria
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