Esta imagen tallada en alabastro muestra a la Virgen sedente, acogiendo sobre su pierna derecha al Niño, que se le acerca en actitud cariñosa. Su pequeño tamaño y el ahuecado en su parte posterior han propiciado su valoración como imagen de campaña o de viaje, tempranamente introducida en Fuerteventura por los conquistadores normandos. Esta posibilidad sustentó una propuesta de catalogación como obra gótica francesa por Bonnet y Reverón y por Hernández Perera. Con posterioridad Galante Gómez la precisó al argumentar su adscripción a los talleres del "maestro de Rímini" y advertir características propias del estilo suave o bello estilo, variante del gótico internacional desarrollada entre 1400 y 1440.del Patrimonio Cultural de Canarias
Virgen de la Peña
Más recientemente ha ajustado la cronología entre 1430 y 1440, planteando su posible realización en Brujas. Imágenes de este tipo, alguna muy parecida a la de Fuerteventura, fueron producidas en talleres localizados en un área fronteriza entre el norte de Francia y el sur de los antiguos Países Bajos meridionales, comprendida entre las ciudades de Lille, Arras y Tournai. Sus formas se vinculan a la pintura de los primitivos flamencos, particularmente a Rogier van der Weyden (1400-1464), por la expresión anímica, la introversión espiritual y la manera de resolver los drapeados. La imagen ha perdido la policromía original. La fractura de la cabeza del Niño y la ausencia de su brazo derecho remiten a una tradición que registra un ataque por parte de una mujer mora.
Varios relatos, tradiciones y leyendas tienen como protagonista supuesta o pretendida esta pequeña y "vetusta" efigie mariana, pero hasta el momento ninguna de estas versiones ha podido verificarse. Su propia antigüedad, todavía imprecisa, deja abierta la posibilidad de que sea la imagen que, como se narra en Le Canarien, fue llevada a Fuerteventura en 1405 por los conquistadores normandos; pero se ha apuntado también la hipótesis de que llegara más tarde, de la mano de frailes franciscanos o de la familia señorial a mediados del siglo XV.
En cualquier caso, la cronología de la pieza y su lugar de realización no tienen por qué coincidir con la fecha de su llegada ni con el lugar desde el que fue trasladada a Canarias. Su devoción popular e institucional se acrecentó paulatinamente, hasta ser considerada patrona de la isla ya en el siglo XVII, y también se afianzó la creencia de que había sido hallada prodigiosamente en Malpaso al pie de una peña por san Diego de Alcalá y fray Juan de Santorcaz a mediados del siglo XV, discutida desde antiguo. Referencia
Ermita de Nuestra Señora de la Peña
Retablo mayor
Pedro Breña, 7B
Vega de Río Palmas
35637 Betancuria
Fuerteventura
Plaza de la Real Sociedad Económica de Amigos
del País de Gran Canaria, 1
35001, Las Palmas de Gran Canaria
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