Paisaje con el Descanso en la Huída a Egipto en primer término. El punto aéreo de vista de pájaro permite mostrar una serie de escenas que se suceden en distintos planos de profundidad y que culminan, en la lejanía, en un horizonte alto formado por suaves colinas, recortadas sobre una pequeña franja de cielo y entre las que desciende el curso de un río. En el plano medio, se ve la figura de un labrador arando y sobre él, de acuerdo a la narración de los evangelios apócrifos, el campo plantado de trigo que sirvió de distracción a los hombres de Herodes, a punto de ser cosechado por un grupo de campesinos. Se distingue también una pequeña granja o caserío de gusto flamenco. La Virgen, cuyas amplias y pesadas vestiduras caen y se extienden sobre el suelo en pliegues angulares y redondeados, descansa sentada, mientras el Niño, de pie y junto a ella, le ofrece el fruto simbólico de la encarnación.
En un segundo plano, San José recoge agua con su cantimplora, delante de un burro que pasta a sus espaldas. La escena, la solución del paisaje y otros detalles como el pequeño bodegón compuesto por la cesta y el hato de viaje resultan claramente deudoras del arte de Patinir. Activo en Amberes hasta su muerte en 1524, fue el primer iniciador de este tipo de composiciones en las que el paisaje se convirtió en el verdadero protagonista junto a personajes de pequeñas dimensiones que remiten a una historia. La figura de San José, arrodillado sobre el arroyo, coincide con el cuadro del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires procedente de la colección Santamarina, atribuido a Patinir; mientras que el envoltorio de ropa atado al cayado y la canasta ovoide de mimbre con un asa en la tapa aparecen en todos los óleos de este tema salidos igualmente de sus manos (Madrid, Museo del Prado; Berlín, Staatliche Museen zu Berlín; Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza). El plegado menos anguloso y el esquema triangular en el que se inscribe la silueta de la Virgen María apuntan a una progresiva dulcificación y adaptación de las formas a las nuevas tendencias renacentistas introducidas en los círculos antuerpienses del momento. Puede considerarse, por tanto, como obra ejecutada en el segundo cuarto del siglo XVI por alguno de los herederos o imitadores de las novedades compositivas de Joachim Patinir o de su seguidor Joos van Cleve, donde las imágenes forman parte de una historia religiosa que se desarrolla sobre una vista panorámica de amplias extensiones de tierra surcada por un río. Según Alejandro Vergara (2007), aunque sabemos muy poco de estas pinturas y sus autores, debieron realizarse en otros talleres de Amberes y casi de manera contemporánea para aprovechar el éxito del modelo.
Procede de la isla de La Palma. Perteneciente a los herederos de la familia Sotomayor Vandale, señores de Lilloot y Zuitland, en Flandes, vinculada históricamente con el puerto de Amberes a través del comercio del azúcar y de los heredamientos de Argual y Tazacorte. En el reverso posee una inscripción con las letras MS pintadas en rojo y azul dentro de una cartela parcialmente desaparecida.
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